Los sumerios afirman que los primeros reyes humanos sobre la Tierra eran vástagos de los gobernantes Custodios que se habían apareado con mujeres humanas. Estos apareamientos daban derecho al vástago medio-humano a ser los primeros monarcas de la Tierra. Así surgió la idea de “sangre azul” y la notable importancia de mantener un apropiado “cruce racial” para asegurar la continuidad en la pureza de la línea sanguínea humana real. Es curioso que algunos “dioses” Custodios antiguos eran descritos de piel azul o sangre azul; esto nos da una idea — y algunos dicen realidad— de la realeza “sangre azul”. La práctica de los cruces aristocráticos ha persistido a lo largo de la historia y sigue siendo importante todavía para algunas de las monarquías en la actualidad.
De acuerdo a las tablillas sumerias, la sociedad Custodia era gobernada por un Consejo o sistema de Consejo de Gobierno. Debajo del Consejo estaba la subdivisión planetaria tal como la de la Tierra, la cual era gobernada por individualidades de los consejos.
De acuerdo a los antiguos sumerios, los gobernantes locales hereditarios fueron los primeros reyes de la Tierra. Naturalmente que aquellos gobernantes implantaron su sistema monárquico sobre la sociedad humana. Vemos una curiosa evidencia de esto en aquellos antiguos dibujos mesopotámicos que mostraban a los dioses Custodios portando dos objetos que ahora son los símbolos universales de la monarquía: el cetro y la tiara, que significan el bastón de mando insignia del poder y la mitra o corona.
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